Continúa la sorpresa por la mujer que durmió junto al cuerpo de su marido fallecido

Adriana Villarreal Viuda de Yede, la mujer de 43 años que durmió algunas noches en un mausoleo que construyó para su difunto esposo, en el cementerio de 2 de Mayo dijo que lo hizo para acompañarlo porque lo «ama mucho». Aseguró que no tiene miedo, «hay que tener miedo a los vivos» y que además «cada uno tiene su cultura y pensamiento». La mujer es argentina pero estuvo trabajando en México, y explicó que «la cultura mexicana entiende que cuando la persona fallece no fallece el alma, sino es el cuerpo físico». Su marido, Sergio Renee Yede tenía 28 años cuando aparentemente se suicidó en extrañas circunstancias, no esclarecidas.

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 «Sabíamos que pasaba muchas horas, pero esto nos superó». Así se expresó el intendente de Dos de Mayo, José Luis Garay  al referirse a la mujer que construyó un panteón de lujo para dormir junto a su esposo. «Sabíamos que pasaba muchas horas, pero esto nos superó y tomamos las medidas correspondientes  para que esta situación se regularice».

Contó que «el joven difunto era un vecino de Dos de Mayo, con una familia muy numerosa, gente de trabajo, tengo entendido que el chico, Sergio Yede, se fue a Buenos Aires y la conoció allá a Adriana Villareal, luego mientras ella estaba en un viaje a México el se suicidó. Cuando ella vino a hablar conmigo me dijo que iba a hacer una bóveda y pagó los que le correspondía, hasta ahí todo normal», indicó.

«Después en otro momento pidió energía eléctrica porque quería colocar una iluminación arriba, pero luego quién pasaba por ahí escuchaba que había música, por lo que se le pidió que la escuche a un nivel muy bajo y acató lo que el dijimos. Ella dice que lo hacía en homenaje a él», narró el intendente.

Garay manifestó que «ella estuvo conmigo, porque tuvo un problema con un árbol del terreno del frente del cementerio que compró para vivir», recordó.

Asimismo dijo que la familia de Sergio se que viene a visitarlo de forma normal, no como ella que esta todo el tiempo ahí.

Por último indicó que «la historia de amor es muy particular. Cuando la volví a ver, un tiempo después de que Sergio se había suicidado, me dijo que no lo podía superar».

Agergó que «la primera vez que vino permanentemente estaba recordando a su marido, todo el tiempo habla de él».

Asimismo explicó que «hay un horario de apertura y cierre, lo establecen el uso y las costumbres y además se previenen hechos de vandalismo, si dejamos que toda la gente pueda permanecer de noche se pueden colar vándalos que ocasionen daños. Nosotros le vamos a notificar la ordenanza de uso del cementerio, la idea es que ella se notifique de esto y se respete el horario de apertura y cierre».

La mujer vive actualmente en Buenos Aires, pero construyó la «casita» en el cementerio con dinero que le había dejado el difunto, y la acondicionó para poder pasar allí las noches cuando viene al pueblo tres veces al año,  porque » uno muere pero a lo mejor lo demás queda, mi idea es que no puedo pagar tanto dinero para quedarme en un hotel mucho tiempo y aparte cuando vengo lo vengo a ver a él, es el único familiar que tenía, ahora estoy conociendo otro familiar de él». No obstante tiene a sus suegros en esa localidad, a quienes visita y come con ellos al mediodía.

Contó que Sergio vivía en Dos de Mayo cuando era chico y después se fue a Buenos Aires pero siempre quiso volver, por eso trajeron sus restos para que reciban sepultura en el cementerio de la localidad,  porque su idea siempre fue vivir allí. Y acondicionó el mausoleo con dinero guardado por el esposo para hacer su casa «y yo no quise gastar en otra cosa, por eso cumplí su deseo».

Cuando visita el panteón «pongo música despacito porque a él le gustaba la música de acá, tengo mi computadora con internet, no tengo televisión, tampoco hay moto allí adentro». 

Dice que en México se festeja mucho el día de los muertos, » es la fiesta más grande que hay, mi idea era no molestar a nadie en 2 de Mayo por eso estoy ahí adentro, por eso no me han dicho nada».

El marido se quitó la vida, ella dice que no saben qué le pasó, no estaban separados pero ella se había ido a México y él se quedó en Buenos Aires. Estando allá le avisaron pero no le dijeron que había fallecido «cuando llegué al aeroparque me enteré que él murió allí».

«Cuando las cosas pasan es porque Dios quiere, la familia de él tampoco quiso investigar, ya hace dos años de eso», agregó.

Dice que no tiene miedo de dormir al lado del cajón que tiene tapa vidriada, asegura que «los muertos no hacen nada, lo que hacen son los vivos. Cuando se ama mucho al hombre uno puede hacer ese tipo de cosas. Mi marido se merece eso y mucho más era una persona muy buena, todo lo que puedo hacer por él es poco».