Según supo la Agencia Noticias Argentinas, las reservas brutas cerraron en u$s26.441 millones, tocando su valor más bajo desde fines de julio de 2024.
En una jornada con operaciones por u$s428,4 millones, la entidad monetaria aportó más de una cuarta parte de los dólares requeridos por los importadores y personas jurídicas para el pago de compromisos.
El tipo de cambio mayorista quedó en $1.071,75, apenas 25 centavos por encima del cierre del viernes, siguiendo el sendero del crawling peg del 1% mensual, que debería cerrar marzo en torno a los $1.075,40.
Con un saldo negativo de u$s689 millones en lo que va del mes, el desempeño de marzo en el mercado cambiario cuadruplica el peor resultado mensual de toda la gestión Milei, registrado en julio de 2024.
La tensión cambiaria se profundizó por la incertidumbre sobre los términos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que aún no fueron anunciados formalmente. El mercado exige claridad sobre el sendero cambiario y las reformas pactadas.
En tanto el Fondo Monetario Internacional dijo que las negociaciones para concretar un acuerdo nuevo con la Argentina “se encuentran avanzadas”. Lo informó luego de una reunión entre el directorio del organismo y el staff técnico que lleva adelante las conversaciones con el gobierno argentino.
“El equipo técnico del Fondo está manteniendo consultas con el Directorio Ejecutivo. Las conversaciones sobre un nuevo programa respaldado por el Fondo se encuentran avanzadas y en el marco de nuestros procesos internos habituales”, dijeron fuentes del organismo.
El jueves podrían conocerse más novedades en la conferencia que brindará la vocera del organismo Julie Kozack, a las 11.30, después de la aprobación del DNU por Diputados que autoriza el nuevo endeudamiento con el Fondo.
La reunión del staff con el board es un paso necesario para avanzar en un préstamo de hasta US$ 20.000 millones.
El staff técnico encabezado por Luis Cubeddu le informó al directorio sobre el estado de las discusiones.
También sirve para brindar detalles del programa y evaluar el reparto de voluntades entre los países del G7, donde Alemania y Japón suelen ser más exigentes y Estados Unidos ostenta el poder de veto con el 16% de los votos.
Si bien el Congreso autorizó la semana pasada un crédito por 10 años con 4 años y seis meses de gracia y una tasa del 5,63%, el Gobierno enfrenta una carrera contra reloj para cerrar un acuerdo de facilidades extendidas.
El objetivco es tener documentos y el guiño del directorio para la cumbre del Fondo del 21 y 22 de abril en Washington, lo que le permitiría a los funcionarios tener margen de acción en las reuniones con inversores.
Pero el organismo que conduce Kristalina Georgieva seguiría poniendo condiciones a un mayor incremento de su exposición con la Argentina.
El punto de fricción reside en la desconfianza en Economía a las bandas cambiarias, como las que dispuso Caputo en 2018.
El mecanismo implica que el Banco Central solo podrá intervenir cuando el dólar perfore el piso o supere el techo previsto, mientras que si se mantiene dentro esa zona deberá dejarlo flotar.
A su vez, las bandas podrían ampliando mes a mes, con lo cual el rango de flotación se iría incrementando, lo que suma un desafió adicional para acotar la fluctuación del tipo de cambio y su impacto en la inflación.
Caputo y un bono
Tras las turbulencias cambiarias de la última semana, el Ministerio de Economía anunció el menú de letras y bonos que ofrecerá en la próxima licitación de deuda en pesos, a realizarse el jueves. Tal como especulaban analistas, ante las mayores expectativas de devaluación, el Tesoro volverá a testear al mercado con dos bonos vinculados a la evolución del tipo de cambio.
Se trata de una una colocación en la que el Gobierno enfrenta vencimientos por algo más de $9 billones, de los cuales dos tercios están en manos del sector privado, por lo cual será una licitación desafiante para la Secretaría de Finanzas que lidera Pablo Quirno, mano derecha del ministro Luis Caputo.
De esta forma, la cartera económica ofrecerá al mercado tres Lecaps de corto plazo, que vencen el 28/04/25, el 30/05/25 y el 31/07/25, respectivamente. A su vez, pondrá a disposición de los inversores dos títulos dólar linked, al 30/06/25 y al 16/01/26, según el caso.
Por último, habrá también dos bonos atados a la inflación: Boncer Cero Cupón, con vencimientos al 31/10/25 y al 31/03/27. El Tesoro busca renovar vencimientos a tasa fija y CER en el medio de la volatilidad cambiaria.
El titular de Cocos Capital, Ariel Sbdar, remarcó que la turbulencia en los mercados de los últimos días generó un aumento de las tasas en pesos, ya que los inversores salieron a vender, y un fuerte salto en los contratos del dólar futuro ante los rumores de que el FMI puede exigir un ajuste en el esquema cambiario para sellar un nuevo acuerdo por la deuda.
Expectativas por el nivel de «rollover»
Las expectativas estarán puestas en el el nivel de «rollover» que logre el Gobierno nacional en esta oportunidad. Hasta ahora Quirno no ha tenido mayores problemas en refinanciar los vencimientos de pesos, pero en un contexto en el que las colocaciones en moneda local no estaban bajo presión.
En anteriores licitaciones no hubo interés de parte del mercado en letras atadas al dólar. Si bien es cierto que desde Economía destacaban que la nula demanda era una demostración de que nadie creía que fuera a haber una devaluación, también es cierto que las ofertas en cuanto a rendimientos, comparando con las tasas implícitas en contratos de futuro, eran pobres. Ahora esto puede jugar en contra. Si hay demanda de instrumentos atados a la moneda norteamericana, esto puede ser tomado como una mala señal.
De hecho, cuenta con unos $6 billones de depósitos en el Banco Central de dinero que pudo ir captando por encima de las necesidades del momento, por lo que si el Palacio de Hacienda tuviera que enfrentar un escenario mas hostil tendría los recursos suficientes.
Algunos analistas estiman que aproximadamente la mitad de los vencimientos está en manos de las propias agencias del Estado, pero consideran que «rollear» la otra mitad puede resultar complicado en las actuales circunstancias.
Mas allá de ello, la noticia de las negociaciones entre el FMI y el Gobierno por un programa de 4 años con 10 de plazo de repago, en el que habría fondos frescos y descompresión de vencimientos en dólares, podría tranquilizar la demanda de divisas e ir deteniendo el desarme de posiciones en «carry trade» los bancos, que son los que por estos días generan las mayores dificultades.
En relación a las tasas de interés, el Gobierno ha optado por hacer una propuesta que en su mayoría es de corto, tratando de atender a una posible demanda del mercado, que prefiere tomar riesgo para antes de las elecciones legislativas. En el menú de oferta hay solo un bono en pesos a octubre. Por otro lado, se propone una letra vinculada al dólar para enero de 2026.