Secuestrador y 8 rehenes mueren en toma de colectivo en Manila

La policía filipina mató el lunes a tiros a un agente de policía despedido que mantuvo como rehenes a 15 turistas de Hong Kong que iban en un autobús que recorría Manila, y el Gobierno dijo que murieron ocho de los secuestrados. El líder de Hong Kong, Donald Tsang, criticó el manejo del secuestro de parte de las autoridades y el final violento que fue transmitido en vivo por canales internacionales de noticias.

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El asaltante de 55 años, ex capitán de policía identificado como Rolando Mendoza, estaba armado con un rifle automático de asalto M-16. Mendoza detuvo el autobús, que llevaba inicialmente 25 personas a bordo, en la mañana del lunes en un amplio camino dentro del parque más grande de Manila. Llegó a liberar a nueve de ellos.

«El secuestrador murió. El eligió iniciar el tiroteo con nuestros hombres», dijo el coronel de la policía Nelson Yabut a la prensa.

«En nuestro primer asalto, el capitán Mendoza estaba tendido en el medio del pasillo y le disparó a uno de nuestros agentes. En nuestro segundo asalto lo matamos», agregó.

Yabut explicó que se vio a una mujer moviéndose en la parte de atrás del vehículo durante el primer asalto y que en el segundo asalto los 30 comandos usaron gases lacrimógenos y bombas de luz. Mendoza se dirigió entonces a la puerta del autobús, donde los francotiradores le alcanzaron, precisó.

«Hicimos todo lo posible para negociar y resolver esto pacíficamente, pero no nos dio opción», agregó.

Policías fueron vistos sacando un cuerpo de la parte frontal del autobús antes de ingresar al vehículo y minutos después ayudaron a un grupo de rehenes a salir del vehículo.

El secretario de Salud de Filipinas, Enrique Ona, dijo que ocho rehenes habían muerto.

Previamente, el presidente ejecutivo de Hong Kong, Donald Tsang, citando al Ministerio de Relaciones Exteriores de China, dijo que siete residentes de Hong Kong habían fallecido, que dos estaban gravemente heridos y que los otros seis estaban hospitalizados tras lo que describió como una «gran tragedia».

«La forma en que fue manejado, particularmente el resultado, lo encuentro decepcionante», declaró en una rueda de prensa en la ciudad.

El presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, dijo en una conferencia de prensa a la medianoche que los negociadores creían poder resolver la situación pacíficamente y que el secuestrador no parecía querer herir a los demás o a sí mismo.

«Desafortunadamente eso cambió y cambió muy rápidamente», dijo tras agregar que será abierta una investigación sobre las causas del deterioro de la situación, incluyendo el papel de los medios de comunicación.

«¿Cómo puedo estar satisfecho cuando hay gente que murió?», expresó.

El fin del drama que tomó todo el día llegó más de una hora después de que comandos policiales rompieran las ventanas del autobús y lo rodearan tras una serie de disparos.

El conductor del autobús fue visto corriendo desde el vehículo después del tiroteo.

Una rehén que sobrevivió dijo a periodistas de Hong Kong que su esposo se había sacrificado arremetiendo en contra del hombre armado para tratar de evitar que matara a los demás.

«Las balas volaban por todas partes, yo pensaba que iba a morir», dijo la mujer. «Era demasiado tarde, ¿por qué tenemos que esperar tantas horas antes de que alguien viniera a ayudarnos?», agregó.

Mendoza había amenazado con matar a los rehenes en una entrevista telefónica en vivo con una estación radial local.

«Puedo ver que hay muchos equipos SWAT llegando, están en todo alrededor», dijo Mendoza, hablando en Tagalog. «Sé que van a matarme, les digo que se vayan porque en cualquier momento haré lo mismo aquí», amenazó.

Durante gran parte del día, el secuestrador parecía estar negociando calmadamente con la policía y liberó progresivamente a nueve rehenes, seis turistas de Hong Kong y tres filipinos, en su mayoría mujeres y niños.

Su hermano, Gregorio, dijo a una cadena local de televisión que Rolando estaba molesto por su despido de la policía. Medios locales reportaron que fue expulsado por motivos que incluyen la extorsión y que debido a su expulsión perdió los beneficios de su jubilación.

«El problema es que fue injustamente retirado del servicio. No hubo un debido proceso, no hubo audiencias, no hubo quejas», expresó Gregorio, quien posteriormente fue tomado en custodia por la policía.

En una nota pegada en la puerta del vehículo, Mendoza había escrito pidiendo una decisión sobre su caso. «Gran error para corregir. Una gran decisión errónea», decía la nota.