Sin embargo, el escándalo se profundiza al revelarse que la propia Lorena Diblasi, quien paradójicamente figura como Profesional Asistente en la web del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), ocultó un informe científico solicitado por ella misma al organismo donde trabaja.
El estudio que Diblasi se negó a difundir
El portal Infobae tuvo acceso al análisis realizado en 2022 por investigadores del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA) de Mar del Plata. Este estudio fue pedido directamente por Diblasi y un grupo de solicitantes con un objetivo claro: verificar la presencia de grafeno o sus derivados en las vacunas.
Para disipar cualquier duda, el equipo científico analizó ampollas de Moderna, Pfizer y Sputnik, utilizando la técnica de micro-espectroscopía Raman, una herramienta estándar internacionalmente reconocida y sensible para identificar nanomateriales.
El resultado fue contundente y lapidario para la tesis de Diblasi: el informe elaborado no mostró señales compatibles con grafeno ni con óxido de grafeno en ninguna de las muestras analizadas.
La gravedad de un doble estándar profesional
La biotecnóloga, al ser empleada de carrera en el CONICET, tenía en sus manos una prueba fehaciente, producida con rigor y transparencia por sus propios colegas, que destruía su hipótesis antivacunas. Pese a la rigurosidad en la entrega del informe técnico y el video con el procedimiento completo, «no se recibió respuesta ni se difundieron los resultados del análisis, los cuales contradecían la hipótesis inicial», aseguró a este medio Leonel Silva, investigador del CONICET e integrante del equipo.
La omisión deliberada de este dato crucial, sumada al uso de su título de biotecnóloga para validar una información científicamente refutada, constituye una grave falta ética y profesional, amplificada por su vínculo laboral con la institución científica más importante de Argentina. Los hallazgos del CONICET coinciden con la totalidad de los estudios independientes a nivel global, dejando a Lorena Diblasi en la incómoda posición de haber privilegiado la desinformación por encima de la verdad científica que ella misma procuró.

