El clima en la rosca nacional es tan previsible como la humedad en la Panamericana: en la saga por cargos y “nuevos aires” —es un decir—, Diego Santilli resultó repentinamente ministro del Interior. Sí, el Colorado, célebre por surfear la autopista mediática y que, como Adorni, juró denostar las listas testimoniales… justo antes de batir récord en el rubro.
¿Cuán testimonial puede ser una candidatura? ¿Qué distancia hay entre prometer airadamente que “por respeto al votante no voy a usar mi banca de trampolín” y, minutos después, saltar al sillón ministerial como quien descubre mesa libre en El Palacio de la Papa Frita? Santilli, que hizo campaña intensa para encabezar la boleta bonaerense, comparte destino con Manuel Adorni: ser la expresión más cabal del “no asumo, pero sumo”. El sueño de toda rosca argentina, pero ahora bajo el brillo formal de la República.
El trasfondo es de rigor: el oficialismo hila fino con retazos de gestión, reciclados de gabinete y el ya viejo arte de poner las caras conocidas donde el zoom aprieta. Santilli, apodado de mil modos pero rebautizado en corrillos como “Sanatilli” —por la sanata fluida con la que sortea, a puro chamuyo, casi cualquier incomodidad—, logra lo que pocos: ser a la vez outsider y número puesto, jefe sin oficina y candidato sin banca. Chamuyo de alta gama, para esos momentos en que hay que adornar algo hueco sin que nadie lo note demasiado.
Sin embargo, esta designación no sorprende a los habitués del ping pong institucional. Desde las primarias, quien miraba la performance del Colorado adivinaba el espectro testimonial. Hasta ayer, criticaba esa lógica con la pasión del debutante indignado. Hoy, laureado por la residencia oficial, amaga con juramento testimonial, al tiempo que Adorni se afana el récord Guinness al más efusivo nunca-asumidor de bancas legislativas. En el ranking del operador multitasking, ambos se llevan la copa Chacarita de la política elusiva.
El argumento, repetido por cuanta voz oficialista quiera subestimarnos: “El pueblo votó proyectos, no nombres.” Impecable. Así, mientras Santilli y Adorni se preparan para no sentarse en sus bancas, el misterio es quién quedará detrás. La lista muestra a Karen Reichardt segunda y—¡vaya paradoja!—puede que le toque la banca que la pulseada mediática siempre le negó. Por fin, la verdad oculta del proselitismo suplente toma estado parlamentario.
La lógica del “no asumo pero ocupo la agenda” no termina aquí. Queda la pregunta incómoda y, por ahora, sin respuesta. Si Luis Petri (ahora flamante ministro de Defensa) y Patricia Bullrich (de nuevo a Seguridad) eran elegidos legisladores… ¿tampoco esos asientos pasarán a la virtualidad? ¿Se sumarán a la galería de diplomas testimoniales y selfies de oficina “bancaria” sin propietario? Dicen que en el Congreso la figura del “bloque invisible” crece: suplentes desorientados aguardan el whatsapp de la asunción, entre licencias, designaciones y “ahora no, después vemos”.
Mientras la política argentina celebra el prodigio de Sanatilli—que como “San Pedro”, jura y no asume—los cronistas del Congreso preparan nueva cobertura: entradas fantasma, juras por Zoom y bancas que solo ocupan la memoria digital de la Cámara. El régimen testimonial es la verdadera identidad del ciclo: ni pelado, ni colorado, ni siquiera legislador. Tapado, tan tapado que ya ni necesita pasaporte lleno para rotar de ministerio a ministerio.
Lo cierto es que, en la nueva geografía de despacho y selfie, Santilli puede ser cualquier cosa menos diputado por la Provincia. Es, sí, el “tapado” del gabinete 2025: ni la PBA lo retiene, ni la Cámara lo extraña. Pero que nadie se preocupe demasiado: el show testimonial argentino siempre deja un suplente preparado… y algún colega para inventar un apodo más.
Otra vez sopa
Mauricio Macri, con el ingenio ácido que deja Olivos, arremetió en X sobre las designaciones de Adorni y Santilli en clave testimonial: “No parece ser una buena noticia ver el reemplazo de un hombre con experiencia y equilibrio como Francos por otro sin experiencia en la jefatura de Gabinete.
Si ahora sumamos ‘Sanatilli’ al club de los testimoniales, es claro que la moda es la banca virtual y el ministerio presencial.
¿Será que el futuro del Congreso es el suplente invisible y el chamuyo institucional?
«Sugiero menos marketing y más equipo: ni selfie en la banca ni foto en el despacho. Como le conté a Milei, lo importante era reforzar el valor del voto, no inventar cargos. La Argentina necesita responsables, no figurines de paso rápido.” Así, el ex presidente combinó ironía, decepción y dardo a la elite millennial de la gestión exprés.
Respecto de Santili, «Esta es una gran oportunidad para el futuro de la Argentina que todos queremos que salga bien.», aunque no se sabe si a esta altura el posteo fue en joda.
A continuación, los dos, a vuestra evaluación.Ayer fui invitado a comer por el presidente Milei en Olivos, en agradecimiento por el apoyo que le di en la semana más difícil de su gobierno antes de las elecciones. En el encuentro hablamos sobre los temas pendientes. La idea era pensar la mejor manera de reforzar los equipos y…
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) November 1, 2025
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Quiero felicitar a @diegosantilli por su designación como nuevo ministro del Interior. Es una incorporación muy positiva para el Gobierno. Como dirigente del PRO de gran experiencia, confío en que, en este momento clave, podrá articular con los gobernadores la implementación de…
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) November 2, 2025
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