Argentina / Política / Judiciales | Tiemblan los Milei: Spagnuolo hizo saber que evalúa ser arrepentido en el coimagate

La sombra de la corrupción que rodea al gobierno del presidente ultraderechista Javier Milei se oscurece con cada nueva revelación. En una escalada dramática, el extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, evalúa acogerse a la figura de "imputado colaborador". Este movimiento, de concretarse, podría desatar una tormenta judicial de proporciones, ya que el exfuncionario aseguró a su entorno que teme por su vida y, en un acto que grita culpabilidad, borró todos los mensajes que intercambió con el presidente y su hermana Karina Milei antes de entregar sus teléfonos a la Justicia. La decisión de Spagnuolo es un golpe directo al corazón del poder libertario, que ahora enfrenta la posibilidad de que sus secretos más oscuros salgan a la luz.

La tensión en la cúpula del poder se siente a flor de piel, y la advertencia de Spagnuolo a sus allegados no podría ser más clara: «Si yo hablo, armo un quilombo padre». La frase resuena como una bomba de tiempo, confirmando que el extitular de la ANDIS posee información que podría comprometer seriamente a la administración. En un intento por controlar la situación, el gobierno habría enviado emisarios con la oferta de servicios legales de abogados ligados a la familia Menem, una propuesta que Spagnuolo rechazó de plano, demostrando que no está dispuesto a ser silenciado.

Desde el entorno de Spagnuolo, las acusaciones se dispersan hacia otros ex funcionarios, como Daniel Garbellini, señalado como el responsable de las licitaciones bajo sospecha. A su vez, se apunta al consultor Fernando Cerimedo como el posible autor de las grabaciones que destaparon el escándalo. Estas revelaciones sugieren una trama de traiciones y conflictos internos que va mucho más allá de las paredes de la ANDIS. La situación se vuelve aún más compleja al considerar los audios previos que señalaban a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y a «Lule», un exfuncionario, como figuras centrales en una supuesta «repartija» de la que el propio Spagnuolo se quejaba.

El punto de quiebre en la relación entre Spagnuolo y el presidente ultraderechista fue revelador. Tras transmitir sus supuestas inquietudes a la ministra Sandra Pettovello, y una vez que esta se las contó a Javier Milei, Karina Milei le habría comunicado al exfuncionario que ya no podría hablar directamente con su hermano. Esta decisión marcó el fin de la confianza y el inicio de un enfrentamiento que ahora amenaza con volverse un escándalo público de grandes proporciones.

La posibilidad de que Spagnuolo se convierta en un imputado colaborador deja al gobierno en una situación de extrema vulnerabilidad. Las declaraciones del exfuncionario no solo podrían confirmar una trama de corrupción que se extiende hasta el círculo íntimo del poder, sino que también pondrían en jaque la narrativa de honestidad y transparencia que la administración libertaria ha intentado construir. El temor por su vida y la decisión de romper el silencio sugieren que el extitular de la ANDIS tiene mucho que decir, y el eco de su potencial testimonio ya está haciendo temblar a los Milei.