Javier Milei había confirmado con bombos y platillos su viaje a Estados Unidos para el sorteo del Mundial 2026, una oportunidad única para codearse con Donald Trump y brillar en Washington. Pero el plan estrella del presidente argentino quedó en puerta y, finalmente, decidió no poner un pie en suelo estadounidense. ¿La excusa oficial? El viaje fue cancelado sin explicaciones claras, justo en medio de la furiosa pelea con la AFA, esa gestora del fútbol argentino que le juega sus propias cartas y que parece haberle salido más cara que la entrada de un partido.

La decisión de Milei de bajarse de un evento tan emblemático como el sorteo mundialista dejó perplejos a propios y extraños. ¿Una cuestión de agenda? ¿Un sabotaje invisible? O simplemente, un «no quiero embarrarla más» disfrazado de gestión política. Mientras tanto, los memes ya circulan rápidos en redes, con imágenes de Milei posteando fotos de viejas glorias del fútbol en vez de su “gran momento” en el escenario global. La foto con Trump, que tanto se anticipaba, quedó en un sueño truncado y en la anécdota perfecta para sus críticos.

Para un presidente con fama de estruendoso y disruptivo, no viajar a un evento clave en el fútbol, pasión nacional por excelencia, es toda una declaración de prioridades. Quizás, más que el Mundial, Milei prefirió quedarse en la banda local para cobrar las facturas que le dejaría la AFA y sus sagas internas. Al fin y al cabo, en política y fútbol, lo que no se ve también cuenta, y por ahora, Milei jugará en el banco local, mientras el Mundial 2026 sigue su curso sin su rioplatense furia en Washington.