La delicada coyuntura económica del país está redefiniendo a la clase media argentina. Según el informe “Esperando la Carroza: la ‘clase media Mafalda’ se diluye”, elaborado por la Fundación Pensar, la percepción de estancamiento y retroceso es generalizada.
El dato más desalentador es que seis de cada diez argentinos (60%) sienten que su empleo solo les permite «subsistir, pero no progresar». Esta sensación de pérdida de movilidad se refleja en el retroceso generacional: un 41% de los argentinos considera que vive peor que sus padres, mientras que solo uno de cada cuatro cree estar mejor.
Históricamente, el consumo estaba ligado a la idea de progreso y bienestar para este sector social. Hoy, el estudio identifica un cambio de paradigma hacia el “consumidor sacrificial”, que se ve obligado a resignar gastos (ocios, bienes no esenciales) para poder mantener los pilares básicos como la educación y la salud.

Las palabras que definen a la clase media argentina.
El 68% Se Ubica en la Base de la Pirámide
Uno de los indicadores más claros de la crisis es la percepción de la ubicación social. La gran mayoría de los encuestados se ubica en los últimos escalones del sector medio, dando cuenta del achicamiento del «corazón» aspiracional de la sociedad.
El 34% de los argentinos se percibe como perteneciente a la Clase Media Baja.
Otro 34% se auto-ubica en la Clase Baja Alta.
Esto implica que un 68% de la población se siente en el límite inferior de la clase media, lo que ilustra una pérdida de seguridad y previsibilidad que definía tradicionalmente a este sector. El 55% de los argentinos, de hecho, cree que la clase media se está achicando.
Guillermo Oliveto, fundador de Consultora W, explicó que la clase media está en un proceso de mutación: «sigue siendo aspiracional, pero sufre la pérdida de seguridad y previsibilidad».
Resistencia y Defensa de los Símbolos de Pertenencia
El informe de Pensar advierte que, en esta etapa de incertidumbre y restricción, el consumo se ha transformado en un «espejo de la fragilidad: de disfrutar a resistir». Los objetos de consumo, antes señales de solidez social, hoy están en crisis.
Sin embargo, el estudio subraya que la clase media muestra capacidad de resistencia y reinvención, «defendiendo sus símbolos de pertenencia —la educación, el trabajo y la vivienda— como últimos bastiones de identidad colectiva». Estos elementos son los que se sacrifican los consumos secundarios para intentar conservar.

