Argentina / Economía | Alarma hostelera en Posadas: «Parálisis total» y además enero sin reservas

El sector de hostelería de la capital misionera vive una "parálisis total" a semanas del verano. Empresarios lamentan una demanda "casi nula" y tarifas de hasta $35.000, mientras adjudican la quietud a la coyuntura política y la retracción del gasto.

El sector de hotelería y hostelería en Posadas transita un período de inusual quietud que encendió las alarmas de los empresarios. A pocas semanas del inicio formal de la temporada de verano, la demanda de reservas es «casi nula» y el panorama para enero es de profunda incertidumbre.

“La demanda está paralizada, son pocos los que están preguntando por las reservas”, resumió Mauricio Ripoll, referente del hostel «Como en Casa», en coincidencia con sus colegas. La baja actividad contrasta fuertemente con las expectativas habituales para esta época del año, previa a las vacaciones.

La principal preocupación es la escasez de movimiento para el mes de enero, tradicionalmente un tiempo de alta afluencia. «Aún no tenemos reservas para enero, la verdad. Venía todo muy parado estas últimas dos semanas», comentó Ripoll.

¿Efecto elecciones o ajuste?

Desde el sector señalan a la coyuntura política y económica como el factor determinante de la retracción. El extenso calendario electoral parece haber «congelado las decisiones de consumo» y la planificación de viajes. En un escenario donde «la gente busca reducir sus gastos», viajar se convierte en uno de los primeros rubros a recortar.

Actualmente, las tarifas de referencia que maneja el mercado oscilan entre los $16.000 por día (cama en cuarto compartido) y los $35.000 por día (cuarto doble privado), buscando captar a los pocos viajeros existentes.

Pese a la parálisis actual, Posadas mantiene un flujo constante a lo largo del año, ya que es un «destino obligatorio» no solo para turistas, sino para quienes necesitan realizar trámites o gestiones específicas en la capital misionera. Sin embargo, el promedio de pernoctación suele ser corto, de apenas tres días.

Con la esperanza de que la escasa demanda sea un efecto pasajero de la coyuntura, la mirada de los hoteleros está puesta en diciembre y, fundamentalmente, en el inicio de enero, que esperan traiga consigo la reactivación de una temporada que, hasta el momento, se muestra «desdibujada».