Argentina / Economía | El golpe de la crisis llega al colectivo: Posadas reduce frecuencias y el transporte agoniza

La crisis económica ya no es solo una cifra macro: su dolorosa realidad se siente en las calles, en la vida cotidiana de miles de trabajadores y estudiantes. En un reflejo brutal del ajuste, la Municipalidad de Posadas, capital de Misiones, ha confirmado la reducción de frecuencias en el transporte público, una medida que impacta directamente en la movilidad de una ciudad que se paraliza.

El anuncio, realizado por el secretario de Movilidad Urbana, Lucas Jardín, confirma lo que muchos ya sospechaban. La recesión ha provocado una «merma significativa» de usuarios, lo que obliga a las empresas a recortar servicios. La cruda justificación es que la gente «está utilizando menos el transporte porque se está movilizando menos», una frase que traduce la desesperanza de una economía inmovilizada.

Aunque el gobierno asegura que los horarios pico estarán cubiertos, la decisión deja un sabor amargo. Los ajustes, que se concentrarán en las horas de menor demanda, no dejan de ser un síntoma de un problema mucho más profundo. La caída de la actividad económica golpea a los más vulnerables, a quienes se ven obligados a reducir sus viajes o buscar alternativas más precarias.

lo grave de esta medida se refleja en las palabras de los empresarios del sector. Guillermo Leumann, presidente de Empresarios Unidos del Transporte Automotor (EUTA), calificó la situación como un «combo» mortal que combina la recesión con una competencia desleal y la imposibilidad de recuperar los niveles de pasajeros de la prepandemia. El transporte público, vital para el desarrollo social y económico, se encuentra en una situación crítica, al borde del colapso.

La reducción de frecuencias en Posadas no es un hecho aislado. Es el eco de un dolor que resuena en todo el interior del país, donde la movilidad se vuelve un lujo y el colectivo, ese medio que tantas veces fue el motor del progreso y la conexión, hoy se transforma en el sombrío símbolo de la crisis. La ciudad avanza, pero su transporte, su corazón latente, se va deteniendo de a poco.