Energía de Misiones (EMSA), prestataria del servicio eléctrico en la provincia, está inmersa en una profunda reestructuración interna que, en los últimos doce meses, ha resultado en la desvinculación de más de 300 trabajadores. Fuentes internas confirmaron que el plantel pasó de aproximadamente 2.000 a cerca de 1.700 empleados, un ajuste que se implementa a través de sumarios, sanciones y ceses por incumplimiento de funciones.
La política se ha visibilizado con el reciente despido de un «tomaestado» (encargado de la lectura de medidores) descubierto falsificando mediciones de consumo desde su domicilio para justificar el cobro de adicionales por trabajo en terreno. El fraude fue detectado a raíz de inconsistencias reportadas por usuarios del interior provincial.
Tras el sumario administrativo, la respuesta de EMSA fue la expulsión inmediata del trabajador, un hecho que, según fuentes del área, ha servido para reforzar el mensaje interno de «tolerancia cero» ante cualquier irregularidad.
El Argumento de la Empresa: Eficiencia y Confianza del Usuario
Desde la conducción de Energía de Misiones, el plan es presentado como una medida «innegociable» de eficiencia operativa. La empresa sostiene que el objetivo no es meramente el «achique», sino profesionalizar el servicio, ordenar la estructura y premiar la productividad real. La congelación de nuevas incorporaciones y pases a planta permanente es vista como parte de este esfuerzo por controlar costos y asegurar el buen desempeño.
«Están revisando todo: horas extra, asistencia, recorridos y hasta los partes diarios. Quedó claro que el que no cumple, se va”, admitió un trabajador con más de diez años de antigüedad, ilustrando la severidad de las auditorías internas.
La compañía busca mostrar resultados visibles en términos de transparencia y control de procesos, especialmente tras años de reclamos ciudadanos por facturas erróneas, cortes prolongados y falta de mantenimiento. La cúpula de EMSA insiste en que estas acciones son fundamentales para recuperar la confianza de los usuarios.
La Reacción Gremial y la Tensión Laboral
En contraste, la masiva reducción de personal y la intensificación de los controles han encendido las alarmas dentro de los equipos técnicos y el sindicato. Los trabajadores describen la política como un proceso de «depuración» y advierten sobre un palpable aumento en la carga de trabajo y un clima laboral cada vez más tenso.
Los representantes gremiales y el personal técnico señalan que la disminución del plantel, junto con las rigurosas auditorías de desempeño, están comprometiendo la calidad del servicio, al tiempo que generan un ambiente de presión constante.
Mientras Energía de Misiones subraya el éxito de su política de control al registrar menos irregularidades detectadas, la principal preocupación del personal es cómo la estructura reducida podrá sostener la exigencia operativa diaria sin caer en el agotamiento o en nuevos déficits de servicio. (Con información de MisionesOnLine)

