El encuentro, que el vocero presidencial Manuel Adorni definió como «un paso importante» para el «retorno al sendero de crecimiento», giró en torno a cuatro ejes de reforma: fiscal, laboral, del Código Penal y el Presupuesto 2026.
A pesar de que los mandatarios volvieron a la carga con la urgente discusión sobre la redistribución del impuesto a los combustibles líquidos, el tema fue pateado para «próximas reuniones», consolidando la percepción de que la Casa Rosada prioriza su agenda legislativa por encima de las necesidades financieras provinciales.
Aquí tiene el listado de los gobernadores que participaron en la reunión con el presidente ultraderechista Javier Milei en la Casa Rosada, según el material proporcionado:
Gobernadores que participaron de la reunión:
Osvaldo Jaldo (Tucumán)
Carlos Sadir (Jujuy)
Raúl Jalil (Catamarca)
Jorge Macri (CABA)
Maximiliano Pullaro (Santa Fe)
Claudio Poggi (San Luis)
Alberto Weretilneck (Río Negro)
Rogelio Frigerio (Entre Ríos)
Gustavo Valdés (Corrientes)
Marcelo Orrego (San Juan)
Hugo Passalacqua (Misiones)
Ignacio Torres (Chubut)
Claudio Vidal (Santa Cruz)
Gustavo Sáenz (Salta)
Martín Llaryora (Córdoba)
Sergio Ziliotto (La Pampa)
Gerardo Zamora (Santiago del Estero)
Participaron en reemplazo del Gobernador:
Hebe Casado (Vicegobernadora de Mendoza)
Silvana Schneider (Vicegobernadora de Chaco)
Zulma Reina (Presidenta de la Legislatura de Neuquén, en reemplazo de Rolando Figueroa)
La nueva «construcción» de Milei deja a cuatro provincias afuera
La cumbre, que buscaba proyectar una imagen de diálogo y unidad, también sirvió para consolidar una nueva línea divisoria en el mapa político nacional. Del total de jefes provinciales, cuatro fueron excluidos intencionalmente de la convocatoria, marcando una clara exclusión del desarrollo y la mesa de negociación del país.
Los mandatarios peronistas Axel Kicillof (Buenos Aires), Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur) no fueron invitados. Esta ausencia forzada sugiere que la «voluntad de trabajar con todos», mencionada por Adorni, tiene límites claros y que la nueva construcción política del Gobierno ultraderechista opera segmentando a las jurisdicciones por su alineación partidaria, un gesto que genera preocupación sobre el federalismo.
A pesar de la ambigüedad, el Presidente consiguió su objetivo principal: una demostración de músculo político con 20 gobernadores sentados a la mesa, un valioso activo de respaldo político de cara a Washington y a los desafíos que enfrentará en el Congreso, donde necesita seducir a bloques como Provincias Unidas para blindar sus iniciativas.
 
						 
				
