El caso Guirula es uno de los más resonantes de la morosidad judicial en Misiones, marcado por once años de demora y episodios que pusieron en evidencia las graves falencias del sistema judicial local. Dos policías fueron condenados a prisión perpetua y otros quedaron absueltos tras un proceso que dejó al descubierto prácticas violentas y encubrimientos en las fuerzas de seguridad.
Una noche trágica y un lento calvario
Carlos Raúl Guirula, albañil de 34 años, murió el 19 de mayo de 2014 tras ser detenido en un motel de Posadas. El llamado inicial respondía a disturbios, pero el encargado del local reconoció que el conflicto estaba resuelto y pidió a la policía no intervenir, recomendación ignorada por la oficial Lourdes Beatriz Tabarez, quien ordenó igualmente el traslado del detenido.
Durante el procedimiento, Guirula fue golpeado brutalmente: sufrió un edema cerebral, nueve costillas rotas y perforación pulmonar. Las lesiones fueron causadas por patadas y pisotones de los borceguíes policiales en la comisaría Decimotercera. Pese a las heridas, fue privado de asistencia médica, lo que derivó en su muerte. El caso estuvo envuelto en un manto de encubrimiento: los patrulleros implicados ocultaron pruebas durante más de una hora y mintieron en sus declaraciones. El expediente naufragó en la desidia judicial por más de once años.
Perfil de los condenados
Las penas máximas recayeron sobre Lourdes Beatriz Tabarez (42) y Ricardo Rafael Escobar (42), considerados responsables del delito de “tortura agravada seguida de muerte”. Tabarez fue señalada como la principal instigadora, liderando la detención aun cuando no existía riesgo ni motivos legítimos. Escobar, según la reconstrucción judicial, aplicó patadas y “saltó sobre la espalda” de Guirula durante el traslado a la comisaría a bordo de una camioneta Hilux.
Ambos habían forjado carreras dentro de la fuerza policial, y su participación activa en el episodio configuró el núcleo de las conductas aberrantes sancionadas en el fallo. Durante el juicio, demostraron una actitud fría y distante, aunque Tabarez rompió en lágrimas al escuchar la condena.
Lourdes Beatriz Tabarez y Ricardo Rafael Escobar, los policías condenados a perpetua por el asesinato de Carlos Guirula en Misiones, integraban la fuerza con experiencia previa y roles activos en la Comisaría Decimotercera de Posadas.
Tabarez, de 42 años, ostentaba rango de oficial y era conocida dentro del ámbito policial por su carácter firme, llegando a ser jefa de guardia la noche del hecho. La pericial psicológica incorporada al expediente la definió con “impulsos agresivos y personalidad con rasgos psicopáticos”, lo que impactó en el desarrollo de su carrera y su accionar durante el procedimiento que derivó en la muerte de Guirula.
Ricardo Rafael Escobar, también de 42 años, tenía mayor antigüedad en la fuerza y era considerado suboficial responsable de patrullaje. Su trayectoria estaba marcada por tareas rutinarias y apoyo en procedimientos nocturnos, aunque no se registra que haya tenido sanciones administrativas graves previas al crimen. Sin embargo, en este caso fue el ejecutor directo de golpes y maniobras brutales sobre la víctima, tal como acreditaron testigos y los resultados forenses, que lo identificaron por “saltos sobre la espalda” y patadas a Guirula durante el traslado en la camioneta policial.
La investigación de sus antecedentes no revela procesos disciplinarios previos significativos, pero sí destaca que ambos tenían plena formación en procedimientos policiales y que sus acciones la noche del hecho se apartaron de los protocolos habituales, configurando el delito de tortura agravada seguida de muerte por el que resultaron finalmente condenados a prisión perpetua.
Absueltos
El Tribunal Penal Dos de Posadas absolvió a otros dos ex policías, Carlos Alberto Zidorak (37) y Claudio Marcelo Servián, amparados en el beneficio de la duda por el delito de omisión. Otros dos, Lucas Nahuel Saravia Allosa (37) y Carlos Alberto Da Silva (34), recibieron condenas menores de cuatro años por omisión, pero recuperaron la libertad inmediatamente al haber cumplido ese tiempo en prisión preventiva. Allosa fue además absuelto por la acusación de “vejaciones”.
De esta manera, solo Tabarez y Escobar purgarán condena perpetua, mientras los demás recuperaron su libertad tras la lectura del fallo, sellando una historia que muestra tanto la morosidad judicial como la ambigüedad de los procesos de responsabilización en hechos de violencia institucional.
La justicia postergada: ¿borrón y cuenta nueva?
El caso Guirula fue emblemático por la vergonzosa demora procesal y las maniobras de encubrimiento dentro de la policía, ilustrando cómo la morosidad judicial puede profundizar el dolor de las víctimas y allanar el camino para la impunidad de los agresores. El fallo llega tarde, arrastrando once años de sufrimiento para la familia Guirula y dejando en evidencia que, en Misiones, la justicia puede tardar tanto que parece que nunca llegará.
El caso Wasyluk: otro crimen bestial
El caso de Miguel Wasyluk, un detenido que murió tras ser sometido a una brutal sesión de golpes en una comisaría de Oberá, Misiones, en abril de 2011, fue uno de los más emblemáticos de violencia institucional en la provincia. Wasyluk fue detenido en la ruta provincial 103 y llevado a la comisaría donde, según se probó, fue sometido a torturas que causaron su muerte horas después.
El juicio oral comenzó años después y tuvo como acusados a trece policías. El Tribunal Penal Uno de Oberá dictó condenas de prisión perpetua para tres de ellos: Pedro De Mattos, Carlos Gómez y Ricardo Rodríguez, por tortura seguida de muerte. Además, aplicó penas de 5 y 8 años a otros dos policías por omisión o complicidad y absolvió a siete por el beneficio de la duda, incluyendo a Luis Alberto Silva, quien años después fue detenido por violencia de género.
La brutalidad infligida a Wasyluk incluyó golpizas, malos tratos y la destrucción de órganos internos. La condena a prisión perpetua para tres policías fue un fallo histórico para Misiones que evidenció la sistemática violencia en algunos sectores de la fuerza policial y la tardanza judicial para hacer justicia.
En resumen, el caso tuvo:
– 3 policías condenados a prisión perpetua.
– 2 policías con condenas menores (5 y 8 años).
– 7 policías absueltos por el beneficio de la duda.
– Un proceso judicial que tardó casi una década en culminar, ya que los asesinos de Hugo Miguel Wasyluk fueron condenados a prisión perpetua el 14 de diciembre de 2021 por el Tribunal Penal Uno de Oberá, una década después del espantoso crimen.
Relaciones complejas
Desde 2015, en Misiones se han registrado varios casos donde policías estuvieron involucrados en hechos delictivos, algunos de los cuales llegaron a condenas o procesos judiciales formales:1. El caso de Miguel Wasyluk, un detenido que murió tras ser sometido a una brutal sesión de golpes en una comisaría de Oberá, Misiones, en abril de 2011, fue uno de los más emblemáticos de violencia institucional en la provincia.
2.
El caso de Mirta Carmen Rosa, una mujer que murió en 2013 en Garupá, Misiones, tras sufrir una brutal agresión que le causó severas lesiones y finalmente la muerte derivó en una investigación reveló implicaciones directas y omisiones por parte de varios policías provinciales, algunos de los cuales fueron detenidos y están siendo juzgados por abandono de persona y homicidio. El caso evidenció abusos y posibles encubrimientos dentro de la fuerza policial local y permanece en proceso judicial, con varias etapas pendientes para conseguir justicia completa. Hasta agosto de 2023 se avanzaba en el proceso judicial contra dos ex policías, Aníbal Daniel Villalba y Luis Albino Rotela, acusados de abandono de persona agravado. Además, otros tres ex miembros de la Brigada de la comisaría de Garupá, José Bernal, Emilio Broemser y Adrián Borda, fueron detenidos y afrontan cargos por homicidio en el mismo caso. El juicio se prolonga desde hace varios años debido a las complejidades de la investigación y el entramado policial involucrado. En septiembre y diciembre de 2023 hubo condenas a algunos policías por abandono de persona, pero la causa por homicidio sigue en curso con nuevos detenidos y acusaciones. Por lo tanto, el juicio no está cerrado y continúa con etapas procesales pendientes, incluyendo audiencias y análisis de pruebas. La causa genera gran expectativas de justicia en Garupá y Misiones en general.
3. En 2014-2025 se dio el caso emblemático de Carlos Guirula, con seis policías imputados, dos condenados a prisión perpetua y otros absueltos o con condenas menores por omisión.
4. En 2016, ex policías recibieron duras condenas por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, incluyendo secuestros y torturas, con penas que llegaron hasta 25 años de prisión.
5. En 2024, varios policías fueron procesados y detenidos por sedición y conspiración en el marco de levantamientos policiales que causaron gran conmoción en la provincia; uno de ellos, Ramón Amarilla, incluso fue electo diputado provincial pese a estar detenido.
6. También desde 2015 se registraron hechos de corrupción policial, como el caso de siete agentes detenidos por ejecutar un falso allanamiento, robar 100 mil dólares, y participación en redes de narcomenudeo y robos.
7. Hubo otros episodios relacionados con policías procesados por abusos sexuales, torturas y violencia institucional en diferentes localidades de Misiones, reflejando una problemática persistente de delitos dentro de la fuerza policial local.
8. En octubre de 2025, se desarticuló una red de grooming que involucró a policías provinciales. Seis policías fueron detenidos en Garupá por su presunta participación en la captación, abuso y corrupción de menores de 12 y 13 años. Entre los detenidos se cuentan un sargento de la fuerza provincial y otros agentes. Este caso evidenció la gravedad de la involucración de miembros de la fuerza policial en delitos sexuales relacionados con menores, y puso en alerta sobre la necesidad de mayor control y sanciones en la policía de Misiones.
Estos casos evidencian una relación compleja entre la policía y hechos delictivos en Misiones, abarcando desde violencia institucional y crímenes graves hasta corrupción y rebelión interna en la última década.
Carlos Raúl Guirula, albañil de 34 años, murió el 19 de mayo de 2014 tras ser detenido en un motel de Posadas. El llamado inicial respondía a disturbios, pero el encargado del local reconoció que el conflicto estaba resuelto y pidió a la policía no intervenir, recomendación ignorada por la oficial Lourdes Beatriz Tabarez, quien ordenó igualmente el traslado del detenido.
El caso de Mirta Carmen Rosa, una mujer que murió en 2013 en Garupá, Misiones, tras sufrir una brutal agresión que le causó severas lesiones y finalmente la muerte derivó en una investigación reveló implicaciones directas y omisiones por parte de varios policías provinciales, algunos de los cuales fueron detenidos y están siendo juzgados por abandono de persona y homicidio. El caso evidenció abusos y posibles encubrimientos dentro de la fuerza policial local y permanece en proceso judicial, con varias etapas pendientes para conseguir justicia completa. Hasta agosto de 2023 se avanzaba en el proceso judicial contra dos ex policías, Aníbal Daniel Villalba y Luis Albino Rotela, acusados de abandono de persona agravado. Además, otros tres ex miembros de la Brigada de la comisaría de Garupá, José Bernal, Emilio Broemser y Adrián Borda, fueron detenidos y afrontan cargos por homicidio en el mismo caso. El juicio se prolonga desde hace varios años debido a las complejidades de la investigación y el entramado policial involucrado. En septiembre y diciembre de 2023 hubo condenas a algunos policías por abandono de persona, pero la causa por homicidio sigue en curso con nuevos detenidos y acusaciones. Por lo tanto, el juicio no está cerrado y continúa con etapas procesales pendientes, incluyendo audiencias y análisis de pruebas. La causa genera gran expectativas de justicia en Garupá y Misiones en general.
