Villalba sostuvo: «A nuestra manera de ver, desde el trayecto hasta Joaquín V. González, por circunstancias que habrá que esclarecer, le quitó la vida a María e hizo desaparecer el cuerpo». Con esas palabras, apuntó no solo al acusado, sino también al inquietante vacío que deja la falta de un cadáver.
Sin embargo, el fiscal dejó entrever que el cerco podría ampliarse: «Me llama la atención el silencio del entorno de Romero. Me estoy refiriendo a los empleadores, a las personas que sabían que hacían ese viaje». Mientras tanto, las pesquisas continúan con nuevos rastrillajes en zonas específicas y con el análisis de intervenciones telefónicas que, según Villalba, forman parte de una investigación «profesional».
En paralelo, la familia de María Cash sigue siendo un espectador desgarrado de la tragedia. Villalba destacó que desde la Justicia «siempre estuvieron en contacto con ellos» y que intentaron contener la angustia de la madre y los hermanos, un gesto que apenas logra amortiguar el impacto de los años de incertidumbre.
Este miércoles, en una audiencia que se extendió durante dos horas, la jueza federal Mariela Giménez formalizó la acusación contra Romero, imputándolo por homicidio calificado por alevosía y dictándole prisión preventiva. Sin embargo, el camionero negó rotundamente las imputaciones.
Mientras se detallaban las pruebas y las contradicciones de su relato, Romero intercambiaba palabras con su abogado, quien solicitó un cuarto intermedio para reorganizar la estrategia. La defensa anunció luego un giro: Romero decidió prestar declaración, desafiando las evidencias que lo sitúan en el ojo de la tormenta.