Para el fiscal federal Eduardo Villalba, a cargo de la investigación, María Cash fue asesinada. Y, en ese contexto, el funcionario público anunció que se realizarán nuevos rastrillajes para encontrar el cuerpo de la joven desaparecida el 8 de julio de 2011 en la ruta 9/34, en la zona de Palomitas, provincia de Salta.
“El nuevo paso será pedir rastrillajes sobre zonas puntuales. Se harán de forma inminente”, adelantó el funcionario judicial. En diálogo con la prensa, remarcó que la investigación nunca se detuvo y que a lo largo de años se llevaron a cabo distintos allanamientos siguiendo pistas incorrectas.
Durante la breve entrevista con los medios, Villalba también señaló que Romero “actuó solo” según la hipótesis inicial, aunque no dio detalles sobre las pruebas que complican al imputado. Además, dijo que le “llama la atención el silencio del entorno” del camionero.
Para finalizar, expresó: “El Ministerio Público Fiscal está en contacto permanente con la familia de María, tratando de contener la angustia de su mamá y sus hermanos. Lo principal es cuidar su salud”.
El fin del pacto de silencio y una llamada clave: los indicios en el caso de María Cash que llevaron a la detención del camionero
Romero, de 71 años y oriundo de General Güemes, fue detenido ayer en la casa de una hija en el barrio Pereyra Rozas, alrededor de las 15 horas. Al presentarse, los gendarmes advirtieron una actitud curiosa en el camionero, quien, en principio, creyó que la presencia de los uniformados se debía a una notificación judicial, dado que en las últimas semanas varios testigos del caso volvieron a ser citados.
Una vez leía la orden de captura, Romero no dijo nada y fue trasladado a la sede de la Delegación Salta de la Policía Federal, en calidad de incomunicado.
Cerca de las 10.30 de este miércoles fue trasladado a la sede del juzgado, ubicado sobre la calle España, donde se llevó a cabo la audiencia de imputación. Luego, volvió a una celda. Su edad lo habilita a solicitar la prisión domiciliaria. El camionero está representado por el abogado Fernando Díaz.
El día de la desaparición, Romero “levantó” a la joven que hacía dedo al costado de la Ruta Nacional N°34, en la rotonda del cruce de Torzalito, General Güemes, a bordo de un camión Mercedes Benz blanco con acoplado y la inscripción “Catita”. Según su versión, la llevó hasta un sector conocido como la Difunta Correa, en el paraje Palomitas, y luego continuó hacia Joaquín V. González.
Sin embargo, los investigadores detectaron múltiples contradicciones en sus declaraciones.
Inicialmente, Romero no colaboró con la investigación y fue identificado gracias al testimonio de un testigo que vio a María subir al transporte. El chofer, luego, dio diferentes versiones sobre el lugar exacto en el que dejó a la diseñadora en las cinco veces que prestó declaración.
Otro aspecto que llamó la atención de los detectives fue la descripción que Romero hizo de María en sus testimoniales, “desde abajo hacia arriba”. Según declaró, no recordó cómo estaba vestida en la parte superior ni su rostro porque, según él, “estaba despeinada y el pelo suelto le tapaba la cara”. Sin embargo, otras personas implicadas y las cámaras de seguridad del peaje indican que María tenía el cabello recogido.
El Cuerpo Especializado de Investigadores de la Provincia sospecha que Romero miente sobre lo ocurrido y que las múltiples versiones que fueron surgiendo generaron confusión en la causa y beneficiaron su coartada. “Cada testimonio desvió el foco de quien podría ser el responsable de la desaparición, como ocurrió con Loan Peña”, afirmaron fuentes cercanas al caso a Infobae.
A lo largo de la investigación, se registraron más de 4.000 alertas de personas que aseguraron haber visto a María. “Algunos declararon por la recompensa, otros porque realmente lo creyeron, pero muchos testimonios resultaron falsos”, señalaron las fuentes.
Un ejemplo de ello es el caso del abogado Carlos Cuellar y su hijo Hugo, quienes afirmaron haber visto a Cash en la Difunta Correa a las 17 del día de su desaparición. No obstante, los peritajes indicaron que sus teléfonos impactaban en otra ubicación a esa hora. Por ese motivo, el letrado fue imputado por falso testimonio la semana pasada. En la audiencia indagatoria optó por no declarar.
Este mediodía, Villalba evitó referirse a la situación de Cuellar. “En este momento no quiero hablar sobre eso. Tengo que ir a hacer un análisis de toda la causa”, dijo antes de marcharse.