Argentina / Economía | Combustibles en Misiones rozan los $2.000 por litro y consolidan aumentos prácticamente diarios

La promesa de estabilidad se ha desvanecido. Los combustibles en Misiones han entrado en una fase de crisis dura y se disparan hacia la frontera psicológica de los $2.000 por litro, empujados por una secuencia de microajustes que, lejos de frenarse, se repite prácticamente a diario. Este esquema de alzas constantes configura un panorama devastador para el bolsillo de los automovilistas.

La comparación de precios en tan solo siete días confirma que todas las petroleras aplicaron nuevas subas, con incrementos que, en los distintos tipos de combustible, se ubicaron entre el 0,17% y el 3,9%. La nafta premium y el diésel de alta gama ya se encuentran a un paso de los dos mil pesos, haciendo que llenar el tanque sea una odisea económica.

La Escalada: Subas Semanales de Hasta el 3,9%

En apenas una semana, los precios por litro aumentaron entre $3 y $69. El diésel común de Axion fue el que registró la suba más alta, escalando un 3,9% ($69 más), lo que implica un costo de $147.360 para un tanque de 80 litros.

Varias de las variantes premium han quedado clavadas en el umbral de los $2.000. Por ejemplo, la V-Power Diésel de Shell y el Quantium Diésel de Axion alcanzaron los $1.999 por litro. En naftas de alta gama, la Quantium Nafta de Axion se situó en $1.969 y la Infinia de YPF en $1.864.

El «Micropricing»: Un Sistema Que Solo Genera Incrementos

Este escenario de desgaste constante se debe al nuevo sistema de actualización por “micropricing” implementado por YPF, que permite modificar los valores de forma remota y casi en tiempo real.

Aunque este mecanismo fue publicitado con la promesa de posibles descuentos o bajas horarias, en la práctica, lo que ha predominado es la sucesión ininterrumpida de incrementos.

La sucesión de aumentos registrados en todas las petroleras deja en evidencia un esquema de precios volátil e inestable. El avance de los precios, que se multiplica al trasladarse a cargas habituales, genera una sensación de desgaste constante para los consumidores. Con varios combustibles rozando los $2.000, se anticipa un impacto directo e inevitable sobre todos los costos de transporte y logística, alimentando la percepción de que la escalada de precios continuará sin freno en las próximas semanas.