Ganó Hillary: se llevó a cabo el primer debate presidencial en EEUU

Los candidatos a presidente de Estados Unidos entablaron el primero de tres debates por TV. Este duró 90 minutos y giró en torno a tres ejes: «La dirección de Estados Unidos», «Alcanzar la prosperidad» y «Garantizar la seguridad de Estados Unidos».

Dos frases sobre el debate entre Hillary Clinton y Donald Trump. Una, de James Fallows, corresponsal político de la revista ‘The Atlantic’, y de orientación demócrata: «Hoy, Hillary ha conseguido todo lo que podía haber soñado». Otra, del gobernador republicano del estado de New Jersey, Chris Christie: «Claramente, siempre hay posibilidad de mejorar».

Así pues, Clinton ganó de forma clara, algo que parecía improbable por tres razones. Una, porque, si Clinton es un animal político, Trump lo es televisivo. Y dos, porque en el primer debate los candidatos menos conocidos tienden a ganar, producción del debate. Y tres, porque las expectativas eran tan bajas con Trump que cualquier propuesta un poco innovadora que hiciera iba a ser considerada como un éxito político.

Pero Trump falló. Clinton se refirió a él como «Donald» -algo que el empresario, que exige a sus colaboradores que le llamen «señor Trump», detesta-, y logró que éste cayera en sus trampas dialécticas, enredándose con la cascada de declaraciones contradictorias que éste ha realizado no sólo desde que entró en política, sino que desde que hace tres décadas se convirtió en una ‘celebrity’.

Trump no tuvo ninguno de sus ataques de ira. Pero el moderador, Lester Holt, le mandó callar 30 veces, contra 19 de Hillary. La demócrata estuvo presidencial y, a veces, hasta rozó el tono de estadista, como cuando aseguró a los aliados del EEUU que su país no abandonará sus compromisos de defensa con ellos, como propone Trump si éstos no aumentan su gasto en defensa. Ahora bien: la prensa y los expertos han dado perdedor a Trump en muchos debates y aquí está, no sólo de candidato republicano, sino cerquísima de Clinton. Su popularidad ha roto los esquemas.

En fin, poco menos de un mes y medio antes de las elecciones presidenciales y virtualmente empatados en los sondeos previos, los dos principales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump se midieron este lunes en un cara a cara frente a las cámaras, el primero de tres debates, que tuvo como eje central la economía y la seguridad nacional.

El debate

El primer gran cruce entre los candidatos giró en torno a la economía. Clinton afirmó que especialistas confluyeron que con los planes económicos de Trump, se perderán 3,5 millones de puestos de trabajo. También lo acusó de promover una versión renovada de la teoría del derrame (centrada en la necesidad de bajar impuestos a los más ricos para que ganen más plata hasta que esta riqueza se derrame sobre los pobres).

En contraste, la exsecretaria de Estado llamó a aumentar el salario mínimo, a invertir más en infraestructura, garantizar una paga igualitaria para las mujeres y en general «construyendo una economía que funcione para todos y no sólo para los de arriba».

Clinton se refirió a él como «Donald» -algo que el empresario, detesta.

Por su parte, Trump la acusó de ser la responsable, «durante estos 30 años», de acuerdos comerciales «defectuosos» que, en su opinión, le costaron millones de puestos de trabajo a Estados Unidos.
Respecto al tema seguridad, Hillary culpó a las armas de la violencia que golpea a la comunidad afroamericana mientras que su rival, pidió «ley y orden» para acabar con la tensión racial entre los negros y la Policía.

Otro punto caliente fue el tema de la guerra de Irak. Trump, aseguró que nunca apoyó la invasión y acusó a la prensa «dominante» de adjudicárselo. El magnate republicano había acusado al presidente Obama y a su Administración de la que su oponente demócrata, Hillary Clinton, formó parte como secretaria de Estado (2009-2013), de promover el surgimiento del Estado Islámico (EI) al salir de Irak en 2011.

Clinton le recordó a su oponente que la salida de tropas fue producto de un acuerdo suscrito entre el expresidente George W. Bush y el Gobierno de Irak, con el que Obama no tuvo nada que ver.

La candidata demócrata también cruzó a Trump por los musulmanes. Así, la demócrata defendió a la comunidad «dentro y fuera» del país como un aliado clave para combatir el terrorismo.
Además, el republicano chicaneó a su rival al comprometerse a publicar su declaración de impuestos contra la voluntad de sus abogados pero solo si ella divulga los correos electrónicos de sus servidores privados, en referencia a una polémica que la sigue en torno a su gestión como secretaria de Estado.

Base electoral

Trump volvió a defender «la ley y el orden» (como en su discurso de aceptación de la candidatura en la Convención Republicana), a atacar la política exterior y de defensa de EEUU, a exigir a los países de la OTAN que contribuyan más a la defensa de la organización, y a criticar el libre comercio.

Clinton reafirmó su búsqueda del voto de las minorías (fundamentalmente la negra), de los inmigrantes, de las mujeres, y del segmento de población con un nivel educativo más alto. Ninguno se refirió para nada a los jóvenes, los llamados ‘Millennials’, es decir, los nacidos entre 1980 y 2000.

La personalidad

Así que el enfrentamiento se centró en lo que en EEUU se llama «el carácter», o sea, la personalidad de los candidatos. Y ahí Hillary ganó. Trump arrancó fuerte. Pero la exprimera dama rápidamente le envolvió en las propias contradicciones que ha cometido durante la campaña.

Al cabo de media hora de intercambio, Trump empezó a perder el ritmo del debate, cuando se debatió su negativa a divulgar sus impuestos. Empezó a salir por la tangente, en su estilo, a elogiar su propia empresa, su nuevo hotel en Washington, sus presuntos éxitos empresariales. No supo aprovechar el escándalo de los ‘emails’ de Hillary Clinton enviados y recibidos desde un servidor privado cuando era secretaria de Estado.

Trump se recuperó más tarde, al hablar de política exterior. Pero ya había pasado demasiado tiempo. Es más, la conversación se hizo técnica, sobre todo en materias como el ciberespionaje, y a la hora de discutir algo aburrido como el plomo, no hay quién gane a Hillary.

Paradójicamente, los intercambios entre los dos contendientes fueron sólo una sucesión de frases que han dicho ellos, o sus colaboradores, o los medios de comunicación, durante la campaña. No hubo nada nuevo. Clinton a Trump: «Una persona que pierde los nervios por un ‘tuit’ no puede tener la mano sobre le botón nuclear»; «El temperamento de Trump no es el adecuado para ser comandante en jefe». Trump a Clinton: «Ella tiene 30 años de experiencia, pero es una experiencia mala»; «Sus anuncios contra mí son muy desagradables». Y así sucesivamente. Quedan 42 días, dos debates presidenciales más y otro entre los candidatos a vicepresidente. Aún falta mucha batalla.